Huyendo de lo que no queremos, estamos frente a lo que no queremos y de espaldas a lo que queremos. La elección de la dirección marca la diferencia…
Desde su nacimiento, el hombre se enfrenta a “imposiciones” de conquista. Hay un patrón de nacimiento, crecimiento y muerte con una sensación de logro. El niño ya está jugando: “qué quieres ser de mayor”. No hay nada de malo en eso, la pregunta es cómo cada uno obtendrá lo que quiere. Enseñamos de la misma manera que aprendemos. Enseñamos a ser lo que somos y lo que somos nos enseñaron.
Para los humanos, existen básicamente dos formas de alcanzar sus objetivos. O van hacia lo que quieren, como por ejemplo: quiero ser delgada, quiero comprar una casa, quiero trabajar, ir a la universidad, casarme. La otra forma es huir de lo que no quieres, con el pretexto de no conseguir lo que no quieres, sino lo que deberías querer, pero en ese momento no estaba claro. Ejemplos de esto son, no quiero estar gordo, en lugar de querer ser delgado, no quiero vivir de alquiler en lugar de comprar una casa, entre otros.
Nuestra energía psíquica se dirigirá hacia donde se centre nuestra atención.
A veces, cuando una persona dice: «Ya no quiero pelear con mi esposa», está seguro de lo que no quiere, pero tal vez no de lo que realmente quiere. Cuando una madre le dice a su hijo: “Mamá ya dijo que no deberías salir con estos chicos”, ella dice lo que no se debe hacer, pero no deja claro con quién podría salir entonces. Entonces el hijo no entiende, porque la madre renuncia a sus amistades. Esta madre tiene claro lo que no quiere para su hijo, pero no se da cuenta o no sabe cómo comunicarse con su hijo para que aprenda a elegir bien sus amistades.
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Nuestra energía psíquica se dirigirá hacia donde se centre nuestra atención. Piensa que no quieres que te vaya mal en un examen universitario. Estás frente a esta idea que atormenta tu mente. Si bien lo que quieres es sacar una buena nota, pero esto no se comunica, y podríamos decir que tu mente “no sabe”, porque muchas veces lo obvio es lo que menos se ve.
Podemos concluir que actuando así, es decir, huyendo de lo que no queremos, estamos frente a lo que no queremos y de espaldas a lo que queremos. Lo que terminas haciendo es caminar hacia atrás. Tus ojos, tu mente, tu energía se dirigen hacia lo que no quieres. Cuanto más intentas ir, más corres hacia ella, ya que esta percepción tiene un camino abierto y una salida todo el tiempo, mientras que en la parte de atrás se nota muy poco o nada.
Suena simple, suena obvio y realmente lo es. Una idea sencilla que puede cambiar enormemente la forma y el esfuerzo por alcanzar las metas, ya sean ellas mismas o ajenas, de hijos, amigos, empleados y otras personas. Podrás mejorar la calidad de la comunicación contigo mismo, sabiendo preguntarte qué anhelas. Su mente ciertamente lo entenderá mejor y hará lo que se le pida. Eres lo que piensas y lo que te pides a ti mismo y a ti mismo.
 | Odair Comin | Psicólogo e Hipnoterapeuta |
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