Gratitud por lo aprendido

No hay nada más humano que dar gracias, nada más honorable que dar gracias. Mira hacia atrás y observa cuánto has aprendido, cuánto te han ayudado las personas que te rodean. Da gracias, este es el primer paso para seguir adelante y convertirte en tu mejor versión posible.

Desde que nace, el hombre emprende un largo viaje, sin saber muy bien adónde ir, cómo ir e incluso adónde llegar. Algunas cosas las podemos hacer por nosotros mismos, otras necesitamos ayuda. Algunos viven para vivir, otros viven para saber y otros prefieren no saber. Algunos viven para aprender y luego educarse. Algunos eligen su camino, otros son elegidos por los caminos. Cada uno corre de la mejor manera posible, de la manera que más le convenga. El ser humano puede vivir por sí mismo, puede vivir para amar u odiar, soñar o realizar, prever o hacer, mandar u obedecer.

Desde el nacimiento hasta la muerte, el hombre acumula una inconmensurable, única y exclusiva carga de conocimientos. Cada hombre es una historia, cada historia se convierte en una vida. ¿Quién sabe qué hay detrás de esa cara? Un rostro feliz o triste, un rostro sereno o cansado, un rostro joven o viejo, un rostro joven o curtido. Son rostros diferentes e innumerables. ¿Quién sabe la riqueza humana detrás de esa mirada? ¿Esa sonrisa, esa lágrima? ¿Detrás de cada palabra que junta frases, que cuenta historias? ¿Qué hay detrás de eso? Cuánto se puede enseñar y aprender con una simple mirada, un simple gesto.


Algunos eligen su camino, otros son elegidos por los caminos. Cada uno corre de la mejor manera posible, de la manera que más le convenga.


Para quien tiene buen ojo, nunca dejará una conversación con nadie sin haber aprendido algo, sin verse en algún momento en los ojos del otro, sin ser tocado por sus sentimientos. Con unos se aprende a sentir dolor, con otros a sentir placer. Con unos se aprende a no tener miedo a la muerte, con otros a disfrutar de la vida. Con algunos sufrimientos, con otros felicidad. Con algunos, el amor y hasta el odio, los vicios y las virtudes. Solo aprendemos convirtiéndonos en aprendices. Y después de aprender es posible comenzar a tomar decisiones, querer vivir o morir, querer sentir dolor o placer, sufrimiento o felicidad, amor u odio, miedo o coraje, nuestras elecciones diarias. Y la mejor opción es la que contiene templanza, que contiene equilibrio, que va por el camino intermedio.

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A menudo, cuando elegimos uno, tenemos miedo de recibir el otro, pero cuando elegimos ambos, ambos estarán presentes, esta elección será parte de nuestra existencia. Si elegimos la vida, la aprovechamos al máximo, porque sabemos que tarde o temprano llegará la muerte. ¿Y quién sabe qué sigue? Así que vive cada segundo, cada minuto, cada día lo más intensamente posible, vive el ahora, vive el presente, porque es el único que existe, el pasado ya no está con nosotros, el futuro aún no ha llegado. La vida está ahí frente a ti, queriendo ser vivida, queriendo ser disfrutada, así que … ¡Vive!


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Odair Comin | Psicólogo e Hipnoterapeuta

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